Cajas

Cuando se vino a dar cuenta, tenía la agenda repleta de citas, compromisos y mil tareas por hacer. Ese estrés le hacía sentir vivo, decía.

Al final del día, al volver agotado a casa, seguía rebuscando más y más ocupaciones.

Cuando finalmente se rendía, ya en horizontal, miraba atrás y comprobaba que su aparatosa jornada no había sido más que una montaña de cajas huecas, una pila de viejos envases vacíos.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s