Javier López, 2011
Hay puertas levantadas por el miedo
y puertas que atajan la corriente
Algunas, al cerrarse, se abren a la intimidad
Otras ni abiertas dejan salir la soledad
Hay llaves perdidas que nadie busca
y umbrales que mejor no cruzar
Hay puertas que invitan a soñar entre sus rendijas
y puertas que no hay más remedio que tumbar