redeconstruirme

Empiezo de nuevo

y bromeo con la eternidad

aunque parasiempre y yo nunca simpatizamos

Puede que pronto vuelva a desmontar todo

por puro placer de reiniciar

Salir de lo conocido

aunque sea bueno

para aventurarme a la nada

convencido de que también podrá resultar habitable

A veces preciso huir del calor

tiritar de frío

volver a colgar los pies sobre el abismo

sentir el viento

resecarme la cara

Morir de miedo

y renacer

tareas

Llevaba días revisando emociones. Como tarde espesa en patio de casa antigua.

Reorganizó el armario de sus sentimientos. Desechó los que habían quedado estrechos, pasados de moda, amarillentos… Los que ya no le hacían vibrar. La oscuridad de los roperos sazona todo de sabor olvido.

Separó batallas para regalar. Aunque siguieran activas, ya no se veía en ellas.

Se reservó solo las imprescindibles, las que seguían retorciéndole el ombligo o le plegaban la espalda. No estaba por dejarse gobernar por su sistema límbico, pero tampoco sabía vivir sin emocionarse. De autómatas insensibles ya estaban los telediarios llenos.

Con las inevitables puso una lavadora, las tendió al sol y dejó que el viento se encargara de airearlas bien. Luego, dedicó toda la tarde a plancharlas, una a una. Mejor sentir sin pliegues, se dijo.