Mes: diciembre 2009
El XX y el XXI también
El péndulo de Micandi
El otro día una frase de una canción comercial salió de la radio de mi coche para devolverme y mezclarse con aquella idea.
Nos levantamos por la mañana y nos dejamos arrastrar por los estados de ánimo de quienes nos rodean, de las noticias de la radio, del estrés de quien pita en la caravana de cada dia, de la arrogancia de algún mediocre, de la alegría de cualquier paseante… Sí, claro, interactuamos, nos empapamos del contexto… pero ¿cuántas veces nos escuchamos, miramos para dentro y vemos cómo nos sentimos ese día realmente?
No sólo está bien eso de la empatía, de interactuar con el entorno y los semejantes. En realidad es inevitable. Pero, se me ocurre, estaría mejor si atendiéramos a lo que de verdad sentimos, saborear nuestra tristeza, vibrar con nuestra propia alegría… Sólo así seremos menos maleables a emociones ajenas y, en su caso, contagiaremos lo más real de nosotros mismos.
¡Vaya! Pues sí que dan de sí un taller de risoterapia y una frase de cancioncilla comercial.
Castañas sobre fondo azul
De vuelta a la Casa, me vacié los bolsillos sobre una mesa azul. Fue entonces cuando comencé a jugar con las castañas y la luz que se colaba por la puerta de cristal.
Un trato de coherencia
En primer lugar, ¿qué tal si a todas las personas proclives a gastar su dinero en regalarnos, les pedimos que se abstengan? Bastará con decirles que no necesitamos nada material. Que muchas gracias, pero no.
Para seguir, podemos no caer en la tentación de comprar nada innecesario a nadie, por mucho que lo queramos, convencidos como estamos de que el cariño, también el amor, es francamente otra cosa.
A nadie le gusta quedar como el bicho raro, el amargafiestas de la pandilla, de la familia, del grupo de lo que sea. Hagamos el esfuerzo, sacudámonos el peso del qué dirán.
Para compensar, propongo que regalemos horas de conversación, de compañía, paseos silenciosos por la orilla de cualquier abismo, un rato de atención, empatía, asertividad, la propuesta firme de escuchar sus proyectos -por mucho que de antemano nos puedan resultar absurdos-, un saco de abrazos, unas risas compartidas, una siesta con babas frente a un televisor la tarde de cualquier domingo…
¿Se apuntan?
I´m sorry. I´m burry
Vivir de pie
Albañiles analfabetos, hombres hechos a sí mismos, convertidos en líderes honrados, que entregan sus vidas a la justicia social, a la revolución, a un mundo mejor…
Cipriano Mera, según cuenta el documental de su biografía, era un tipo así.
Me cibercrucé con el personaje en unos días en que le daba vueltas a las exigencias de cada momento: aquellos que reclaman acción, intervención decidida, frente a los que no permiten otra cosa que esperar, aguantarse la frustración y la rabia, en los que es preciso recogerse y, en todo caso, aglutinar herramientas para cuando vuelva la hora de actuar.