Rumbos

palmera

No sé si construir un barco o dejar que llegue la ola precisa,

la que me arrastre a mi destino.

 

Si sé lo que quiero y lo que no,

si tengo buena parte de los ingredientes,

de las herramientas…

Quizás deba ponerme manos a la obra

garabatear los sueños

diseñar la nave

echar por la borda los escombros

y colorear mis mapas.

 

Más tarde o más temprano

deberé levar anclas,

antes de que oleajes ajenos me alejen de mi tierra prometida.

 

 

(((Después de escribir esto, justo la madrugada siguiente soñé que me adentraba en el mar, en una playa. El agua estaba llena de peces pequeños,  muchísimos, que me hacían flotar y me arrastraban de un lado a otro hasta el pie de un acantilado donde rompían olas enormes. Intenté ponerme de pie, pero el fondo estaba cubierto de sebas -algas- altas y babosas. Justo cuando opté por nadar se me acercó un calabacín gigante, con forma de monstruo marino. Quise huir, pero iba a por mí. Cuando se me acercó demasiado, pretendí apartarlo de un manotazo, temiendo que fuera blandengue, como guisado… El estrépito del vaso de agua que cayó desde la mesa de noche me despertó sobresaltado. No sé, se me ocurre que las dos cosas podrían estar relacionadas))) .

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