sin tiempo

Ve la lluvia a través del cristal de su ventana. Se siente protegida del frío de la intemperie. De las gotas. Del viento. Se siente segura y capaz bajo su techo. Capaz de afrontar lo que queda de día, de semana, de año, de vida. Tiene un lugar del que partir. Un lugar al que volver.

Vuelve a mirar la lluvia pero algo ha cambiado. El cristal ya no le protege. La ventana no le defiende del frío ni de las gotas ni del viento. Se siente insegura, así, sin techo. Incapaz de afrontar lo que queda de día, de semana, de año, de vida. No tiene ningún lugar del que partir, ningún lugar al que volver.

Hogar, dulce hogar

Hogar, dulce hogar

Esta semana, más de un año después de sacar esta fotografía, escuché al alcalde de la ciudad asegurar que trabaja concienzudamente para evitar que estas personas vivan en estas condiciones aunque, matizó, no sabe cuándo lo va a lograr.