Es que no se puede uno fiar de nadie.
Ahora nos cuentan (pincha aquí) que Robin Hood, aquel héroe de la infancia que nos enseñó lo justo que resulta robar a los ricos para repartir la riqueza entre los pobres, pues ése mismo no era más que un sicario.
Lo dicho, ya no queda nadie a quien creer.
Muy categórico, ¿no? 😉 Cierto que la noticia puede llevar a desilusión, otra cosa es que no quede nadie de quien poder fiarse, no pongamos en los hombros de Robin Hood toda nuestra fe en la humanidad, por poca que sea.
Saludosssss.