Ahí fuera


El capitalismo se derrumba ahí fuera. Su polvareda se cuela por las rendijas cubriéndolo todo de fango, enterrando en un pispás paisajes y derechos desvelados durante siglos.

Cuando creció, su abundancia me pilló lejos. Quizás por eso creí que su caída tampoco me salpicaría. Me equivoqué. Cuando vine a darme cuenta, mi vida estaba también agrietada. Se resquebrajaba, contagiada por los seísmos ajenos.

Fue entonces cuando aprendí que siempre le va bien a quienes siempre le fue bien; que es al resto, a quienes recién comenzamos a respirar, a disfrutar de los derechos de la vida, a quienes nos los arrebatan desde que no salen las cuentas. Sus cuentas.

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