Pronunció la palabra mágica,“ERE”, y mandó a todas las candidatas a hadas madrinas a engrosar las filas del ejército de paradas. Proclamó la república y alzó alambradas para protegerse de cualquier arrogante salvapatrias, de los corsés de las vidas ajenas… Abrió las puertas del campo a los ratones. Convirtió las calabazas en calabazas, aprovechando para experimentar mil recetas de truchas, purés y otros sabrosos inventos. Redescubrió el placer de andar descalzo. Les dejó las camas sin hacer y la ropa sin lavar ni planchar. Que cada cual sacuda sus migas y diseñe sus cartografías. Deambuló por las calles disfrutando de las gentes y la brisa, hasta sentir el rocío de las madrugadas en sus mejillas, renegando del miedo a la medianoche.