sueños desvelados

Exhaustos tras el amor cayeron rendidos, con los cuerpos envueltos en los aromas del sexo. Derrumbados sin normas ni reglas, ignorando pactos y rutinas, ocuparon el lado opuesto de la cama y cada uno se dejó dormir en el lugar habitual del otro. Al avanzar la madrugada, se acurrucaron en la almohada ajena, deambulando por los sueños de un subconsciente extraño.

Abrieron los ojos con el tintineo del despertador, a la hora de siempre, en lugares diferentes. En los segundos de tránsito a la lucidez, recopilaron las vivencias oníricas transgredidas. Se levantaron en silencio y entre miradas furtivas se descubrieron invasores e invadidos, forasteros en fantasías impropias, con los silencios desnudos y los sueños desvelados.

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