Uno, dos…
Tuvo que contar hasta tres antes de salir ahí fuera.
Ya no quedaban lagos mansos
transparentes
puros.
Y sabía que lejos de esta orilla
las corrientes eran más adversas
cruzadas
imprevisibles.
Superar la tentación de quedarse para siempre
salir a buscar otras vidas
otras mareas…
La contradicción de cada mañana.