Cuando la vio leer, quiso ser libro, que lo estrujara entre las manos y lo acercara con curiosidad a su nariz, que lo escrudriñara con sus ojos gigantes, sentir el vértigo de caerse dentro mientras pasearan por sus renglones. Quiso sentir su aliento, deleitarse en sus muecas, en el mordisqueo de sus labios al concentrarse y disfrutar.