Un día cualquiera

Hoy es un día tan bueno, tan malo como cualquier otro para escribir.

Escribir sin más.

Sin pretextos ni expectativas.

Sin formato preestablecido.

Un día ventoso en el que no comienza ni acaba nada.

Un día de tripas revueltas, como tantos otros.

Asqueado de asesinatos, de cadáveres y hambrunas.

De feudalismo espectáculo. El show del imperio avasallando ruinas de apariencia democrática.

Otra oda a la estupidez suprema.

Al matonismo.

Al salvajismo.

Un día más en la búsqueda de lo imposible, de todo lo que no cabe en las explicaciones que fabrico. Como si alguna respuesta fuera a saciar mis preguntas. Sumergido en el fondo a sabiendas de que no hay fondo.

Seres menesterosos del mundo en busca de argumentos, de asideros para dotar de sentido la existencia, con esa arrogancia humana que se empeña en darse importancia, en creerse superiores, a sus iguales, al universo. Incapaces de reconocerse parte, sin más, parte de un todo inmenso.

Un día más con el deseo desnortado, proyectando paisajes a destiempo, sin rumbo.

Otro día con Eros arrodillado ante Tánatos para encajar en el dispositivo y continuar, sólo eso: El despertador, el café rápido y la oficina, empujar trámites absurdos con fines vergonzosos o, cuanto menos, ridículos. Un zombi más entre miles de zombis, construyendo identidades con residuos y escombros.

Un día cualquiera.

oportunidades

Qué buena oportunidad para parar
para quedarnos sin disculpas y afrontar todo lo pendiente:
leer, peliculear, jugar, hablar, guardar silencio… mirarnos a la cara.
Qué buena oportunidad para recuperar la sanidad pública
para redistribuir la riqueza, esta vez de forma justa
para socializar las plusvalías
para que nadie viva a la intemperie
para que todas comamos calentito. O ensalada, si apetece.
Qué buena oportunidad para dar valor a lo que realmente vale
para liberarnos de lo superfluo
para retrenzar solidaridades y cuidados.
Para comprobar cuánto nos sobra
que para vivir bien no hacía falta tanto.
Qué buena oportunidad para constatar que los peligros de la dependencia económica no eran un mantra
que el cemento no se come
que la agricultura de kilómetro cero es más que necesaria.
Qué buena oportunidad para curarnos la arrogancia
para demostrarnos
una vez más
que nunca fuimos la cúspide de las especies
que la naturaleza sabe lo que se tiene entre manos
y no olvida sus facturas
Que la pandemia somos nosotrxs
y nos toca sanarnos.
marzo 2020

tarde de domingo

La tarde de domingo se pliega, como todas
como retroceden las olas al llegar a lo más alto de la orilla
lo más lejos que saben
que pueden
se atreven
según la hora
según la ola

Y en cualquier trinchera
dos gametos se juntan y fecundan
para ser paridos en cualquier barricada
para echar a andar entre la balacera
intentando volar entre misiles.

sin tiempo

Ve la lluvia a través del cristal de su ventana. Se siente protegida del frío de la intemperie. De las gotas. Del viento. Se siente segura y capaz bajo su techo. Capaz de afrontar lo que queda de día, de semana, de año, de vida. Tiene un lugar del que partir. Un lugar al que volver.

Vuelve a mirar la lluvia pero algo ha cambiado. El cristal ya no le protege. La ventana no le defiende del frío ni de las gotas ni del viento. Se siente insegura, así, sin techo. Incapaz de afrontar lo que queda de día, de semana, de año, de vida. No tiene ningún lugar del que partir, ningún lugar al que volver.

Hogar, dulce hogar

Hogar, dulce hogar

Esta semana, más de un año después de sacar esta fotografía, escuché al alcalde de la ciudad asegurar que trabaja concienzudamente para evitar que estas personas vivan en estas condiciones aunque, matizó, no sabe cuándo lo va a lograr.

Actos de fe

Se está acabando la misa.

En breve finalizarán las procesiones, desmontarán los púlpitos y quienes se hagan con un pedazo del altar se darán otra vez la vuelta, volverán a dar la espalda a sus feligreses.

Borrarán la versión amable de sus rostros y recuperarán el latín como lengua oficial, sin preocuparse de que nadie les entienda.

Claro que, no dejarán de pasar su cepillo, para que sigamos financiando su pan, su vino, sus palacios y sus fiestas.

Si vas a misa el domingo, elige bien a quien te engaña, el cielo que te promete, la vida que te da.

cosas de montañas

lectora
Cuentan de ella que fue una roca orgullosa
la más alta y retratada
donde todos los humanos querían trepar
pero solo unos pocos lo conseguían

Dicen de ella que, durante siglos
soportó tormentas
nevadas
y temblores
que la fueron desgastando
hasta que aquel rayo maldito la partiera en pedazos
en tantos
los suficientes para que rompiera su equilibrio
y cayera
ladera abajo
triturándose aún más

Así fue como llegó hasta la orilla
donde la marea culminó el trabajo de la erosión

Hoy acaricia la espuma
ola va
ola viene
y dibuja las huellas de quienes andan por su playa
se convierte en castillos
en bolas lanzaderas de juegos infantiles

Y se le ve especialmente feliz
cuando, de noche
brillan las estrellas
sobre su panza arenosa
humedecida por la última ola.