Sueños compartidos

 

Se lo pegó al pecho, abrazándolo con todas sus fuerzas. Cerró los ojos y visualizó cada uno de los deseos más íntimos que anhelaba compartir con él: casa, convivencia, viajes…

Pasados unos días, se enteró por la prensa. Cambió radicalmente de planes. Corrió en su busca, lo agarró entre los dedos y lo partió en mil pedazos antes de lanzarlo a la papelera.

No contenía la combinación ganadora.