claustrofobia

Dicen que los humanos somos seres sociales. Yo nunca lo tuve claro porque, desde que nos juntamos, la liamos.

Siempre hay alguno que quiere mandar y muchos que se escaquean. Los grupos jerarquizan. Estigmatizan. Explotan y perpetúan relaciones desiguales. Siempre alguien vampiriza.

Lo peor es cuando al grupo le da por tomar identidad propia, por convertirse en referente omnipotente del individuo, por sustituir su personalidad individual. Entonces sí que es peligroso. Es cuando se tapan unos a otros, se pelean, gritan, mienten, matan… para defender a los suyos sin saber bien si tienen o no razón.

Los grupos frenan, castran la creatividad, la osadía, el atrevimiento. Establecen el control social y unos parámetros cuadriculados de comportamiento.

Mejor ni hablamos de cuando mi gente se aglutina en torno a un trapo o una frontera.

Ni siquiera estoy con que tres sean multitud. Dos ya lo son.

Me encantan las personas. Los grupos me dan claustrofobia.

Cosas de chinos

El Hua Hu Ching lo forman 81 meditaciones taoístas que atribuyen a Lao Tse, a la transmisión oral de su sabiduría, allá por el siglo quinto antes de Cristo y que, curiosamente, se salvaron de las quemas, batallas y las muchas purgas ideológicas que han llovido desde entonces.

El ejemplar que tengo me llegó de tercera o quinta mano. Es algo así como un libro libre que perteneció a gente que, siguiendo sus enseñanzas, procura no aferrarse a las cosas y las dejan pasar. El libro también.

No es un texto para leer de corrido. Ni siquiera todos los días. Yo lo abro de vez en cuando, por donde él quiera, y leo lo que sale. Normalmente me deja pensando.

Una de las meditaciones me aparece con frecuencia. No sé si tiene mucho que ver conmigo o que, simplemente, el libro está deformado y tiende a abrirse por el mismo sitio. Aquí la copio, para quien quiera rumiarlo:


Meditación 45

Si corriges tu mente, el resto de tu vida se armonizará.
Esto es así porque la mente es el aspecto que rige la vida humana.
Si el río fluye con claridad y limpieza a través del cauce apropiado, todo estará bien a lo largo de sus riberas.
El Camino Integral depende de la disminución, no del aumento: Para corregir la mente, confía en el no hacer.
Deja de pensar en complicaciones y de aferrarte a ellas.
Conserva tu mente desapegada y plena.
Elimina la opacidad y la oscuridad mental.
Mantén tu mente clara como el cristal.
Evita fantasear y deja que emerja tu pura percepeción interior.
Calma tus emociones y mora en la serenidad.
No te afanes en la adoración de ídolos, imágenes e ideas; sería como poner una nueva cabeza sobre la que ya tienes.
Recuerda: si puedes cesar toda tu incansable actividad, aparecerá tu naturaleza integral.

Eso dice.

Vanidades

Todas las generaciones creen que descubren el mundo, que le dan un giro de tuerca a la moralidad, a la sexualidad, a la cultura, a las modas…

Forma parte de la arrogancia y la vanidad de los humanos, además de evidenciar un desconocimiento crónico, casi genético, de su propia historia.